Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de un pariente, cuando ve a un chino a pocos metros poniendo un plato de arroz en otra tumba. El hombre, extrañado, se dirige al chino y le pregunta:
''Disculpe señor, ¿cree usted de verdad que el difunto va a comerse ese plato de arroz?''
Tras unos segundos de silencio, el chino respondió:
''Sí, cuando el suyo venga a oler sus flores.''
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