Era una buena edición de una mala tira, pero en aquella época yo buscaba historias completas. Iba al kiosco y me llevaba alguna que no tuviera el cartelito “continuará” al final, sólo por una cuestión presupuestaria. Cuando era chico preferí DC, después, Marvel. Así que aquella revista, la primera que recuerdo haber comprado por mis propios medios, era una de Superman en la que el villano de turno era Joker, en un cross-over que me despistó a mis 7 u 8 años. No recuerdo el guión. Sólo que había un parque de diversiones y una sonrisa de Joker, del Guasón, de Comodín, que tomaba por asalto varias viñetas. Villano impresentable, no tenía fuerza, no tenía mayores armas. Sólo el humor y la ironía para hacer daño. Hoy creo que fue el más realista de todos. Mi favorito.
La cuestión es que murió el papá del personaje inspirado en la carta comodín de los naipes. La noticia del New York Times, fechada el 8 de diciembre, dice que falleció a los 89 años, en Staten Island, Nueva York. Que a Robinson le sobreviven su esposa de 57 años, un hijo, una hija y dos nietos. Que su legado en el mundillo Batman es incuestionable, aunque Robinson abandonó el equipo del Caballero Oscuro en la década de 1940. Que después siguió creando personajes de cómics, entre ellos London, uno inspirado por los bombardeos nazis de la Segunda Guerra Mundial, y Atoman, una versión nuclear del hombre de acero.
Y aunque no lo dice el despacho informativo, fue una persona sufrida Robinson. De hecho, tuvo que defender con garra de súperheroe la paternidad de su mayor creación, porque Bob Kane, el autor de
Batman, se atribuyó la autoría del espigado personaje de sonrisa diabólica.
¿Quién es el padre de la bestia? ¿Por qué tantas dudas? Sencillo, porque Robinson era apenas un ayudante, un estudiante contratado por Bob Kane para pintar fondos. El sueldo a Jerry no se lo pagaba la editorial, si no el propio Bob. Por lo tanto, Kane, el jefe del equipo, se aseguró que su firma figurara en la página 2 o 3 de cada tira del Murciélago: “una creación de Bob Kane”; y detrás quedaron el guionista Bill Finger (en menor medida) y Jerry Robinson. Ellos tuvieron que conformarse con un porción mucho menor a la hora de los reconocimientos. Por no decir, sólo migajas.
La cuestión es que nunca, Kane, le reconoció méritos sobre el Guasón, al recién fallecido. Aseguró una y otra vez que el Joker, como Batman, nacieron de las sinapsis de sus neuronas. ¿Cuál es la versión de Robinson? Esto dijo en una entrevista para la revista Comics Interview, en 1989:
“Todavía recuerdo la noche específica en la que se me ocurrió la idea del Joker. Estuve despierto casi toda la noche. Sabía que era algo fantástico e inmediatamente comencé a pensar ideas para la primera historia. Lo esencial estaba ahí: era un villano siniestro y diabólico y, al mismo tiempo, tenía aspecto de payaso”.El año pasado en una entrevista con Times fue coherente en su versión: “Siempre pensé que los villanos eran más interesantes. Creo que el nombre llegó primero: el ‘Joker’. Entonces pensé en la carta de la baraja”. ¿Las pruebas? Sus padres eran fanáticos del juego bridge, por lo que él estaba familiarizado con el comodín (la verdad que como prueba, parece un chiste del Guasón de la serie de los 60).
De algo no hay duda, el bueno de Robinson sí creo a Robin, junto a Bob Kane y Bill Finger, cuando el trío se exprimía los sesos buscando el compañero ideal del hombre de gris. Las historias de la infancia de Jerry sobre Robin Hood vinieron al rescate… Pero eso será motivo de otro post. Sigamos con el payaso siniestro…
Anecdotario del Guasón
- Su primera aparición se produjo en el cómic Batman Nº 1 a comienzos de 1940. Nació con Batman, como no podía ser de otra manera. Esta primera revista se puede comprar en su versión digital a 1,99 dólares, a través de DC.
- El actor Conrad Veidt, como el personaje Gwynplaine, en la cinta muda de 1928, “The Man Who Laughs” inspiró los trazos del equipo de “Batman” para darle forma al flamante villano. La historia de este personaje, basado en un libro de Víctor Hugo, “L´homme qui rit” es terrible: de chico le practicaron una operación “Bucca fissa” que le deformó el rostro para siempre marcándolo con una sonrisa. Podía borrar la mueca de su cara pero sólo con una concentración y un dolor terrible. Entonces, si lo lograba, su expresión, era directamente la corporización del espanto.
- El Joker estuvo a punto de morir… ya en el número 2 de Batman. La leyenda cuenta que Bob Kane decidió a último momento aclarar que los médicos lograron salvar su vida (un recurso nunca visto). En la última viñeta de ese comic se apoya gran parte del éxito que el murciélago tendría después.
- No hubo un sólo Joker. En Wikipedia hay una curiosa descripción de las traducciones del nombre propio del “malo” de los cuadritos, que ilustra también la evolución de las distintas personalidades detrás de esa sonrisa. En Hispanoamérica este gracioso villano, que en los 50 fue una especie de ladrón simpático, fue traducido al español como “Comodín” por la mexicana Editorial Novaro, principal exportadora a nivel mundial de los comics de Batman en nuestro idioma desde 1952 hasta principios de los ‘80. “Guasón” llegó a nosotros con la serie de los 60. Otros nombres populares: “El Bromista” para los dibujos animados de Hanna-Barbera, Los Súper amigos; “Arlequín” se coló por allí en alguna tira. Recién a mediados de la década de los 80 las nuevas editoriales multinacionales de publicaciones en español devolvieron el nombre original al personaje del Joker.
- César Romero fue el más payasezco de todos los malhechores de pelo coloreado conocidos. Y el más amanerado, por qué no decirlo. En el marco de aquella desquiciada serie, que anduvo entre el infantilismo y la estética post, Romero fue el enemigo más recordado del personaje interpretado por Adam West. Se dijo que, por contrato, no dejo que le afeitaran su bigote característico, por lo que el maquillaje logró taparlo y a la vez conformar una boca más remarcada. Los labios del Guasón, la sonrisa gruesa, serán siempre su sello distintivo.
- Uno de los actos vandálicos más recordados del Comodín, fue robarse todo el protagonismo de “Batman” de Tim Burton. Jack Nicholson logró aquí un personaje distinto a todo lo conocido hasta el momento (tampoco era tan difícil, ya que lo más difundido era la morisqueta de Romero). En esa película, el Joker inventa un producto llamado “Smilex” (que mata a la gente de ataques de risa), que curiosamente es la misma marca de la pasta de dientes que crean en la fábrica en la que trabaja el padre de Charlie Bucket en “Charlie y la fábrica de chocolate”. ¿Un puente secreto de conceptos craneados por Burton?
- “¿Por qué tan serio?”. A alguien le cabe duda que sólo Heath Ledger pudo superar la interpretación de Jack Nicholson en “Batman” de 1989. Aquella película “Caballero de la noche” tuvo frases memorables en la voz del Joker. Recuerdo especialmente este diálogo:
El Guasón: -¿Matarte? No quiero matarte… tú me complementas.
Imposible no relacionar esta charla con aquellos cuentos de Jorge Luis Borges donde héroe y villano eran una sola entidad. En cuanto se muere el enemigo, la razón de ser del justiciero también se apaga.
- La participación más polémica. En la saga de 1988-1989, “Una muerte en la familia” (entre los números 426 y 429 de Batman) el público, telefónicamente, decidió que el Guasón matase a Robin (al segundo, Jason Todd). La escena fue muy violenta, ya que Joker lo mató a golpes, y su cadáver quedó bañado en sangre. Fue muy criticada esta maniobra pergeñada por Jim Starlin (guion), Jim Aparo (dibujos), Mike DeCarlo (tintas), Adrienne Roy (color) y John Costanza (letras) (las cubiertas fueron realizadas por Mike Mignola). Este tipo de acciones marketineras están muy lejos del comic de autor que prefieren sus más fieles compradores.
El libro que hay que leer
Pues bien, que esto es Geekoteca y que aquí recomendamos libros e historietas. En honor a Robinson, recomendamos comprar-conseguir este compendio maravilloso: “Las Mejores Historias del Joker jamas Contadas en Español”. 40 años a pura risotadas y villanías. Lo mejor del Guasón, desde su creación en 1940 hasta 1980, pasando por las diferentes etapas del personaje, incluyendo las tiras diarias y su propia colección que disfrutó a mediados de los 70. A esto habría que sumarle “The Killing Joke” que realizara Alan Moore a mitades de los ‘80, para sentir que lo mejor del bromista clásico está en nuestra biblioteca.
Contiene: Batman # 1 (1940), Batman # 4 (1941), Daily Strips (1948), Detective Comics # 168 (1951), Batman # 63 (Febrero-Marzo 1951), Batman # 73 (Octubre-Noviembre 1952), World’s Finest Comics # 61 (Noviembre 1952), Batman # 74 (Diciembre 1952 - Enero 1953), World’s Finest Comics # 88 (Mayo-Junio 1957), Batman #110 (Septiembre 1957), Batman # 159 (Noviembre 1963), Batman # 163 (Mayo 1964), Batman Kellog’s Special (1967), Batman # 251 (Septiembre 1973), The Brave and The Bold # 111 (Febrero-Marzo 1974), The Joker # 3 (Septiembre 1975), Detective Comics # 475 (Febrero 1978), Detective Comics # 476 (Marzo-Abril 1978), Batman # 321 (Marzo 1980).
¿Es el Joker el mejor villano del mundo Batman? ¿Qué tiene esa sonrisa que perturba? ¿Por qué, justamente en este artículo, un final tan serio?
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